No hacia ni dos minutos que había abandonado aquel apartamento y ya sentía nauseas. Eso le daba igual, lo que si le preocupaba era haberse convertido en un chivato.
Robert Danter padecía tisis y eso, aparte de provocarle una tos continua, lógicamente le consumía. Así, Robert, entre toses y tropiezos, termino de bajar las escaleras del viejo edificio para salir apresurado a la calle. Un olor a alcantarilla le inundo las napias y volvió a toser gravemente, a pesar de ello se encendió un cigarrillo. Lo necesitaba.
Tomó el primer tranvía que vio y huyó de aquella parte de la ciudad. Empezó a recobrar el aliento, el sudor hacia resbalar sus finas gafas. Robert recordaba el asesinato que había presenciado: Aquel desgraciado en el suelo, atado de pies y manos, tenía la osadía de defenderse con patadas y mordiscos como gato panza arriba. Su testimonio provocó el tiro de gracia.
Volvió a tener nauseas. Volvió a toser.
Presentado al Certamen de Microrrelatos ArtGerust. La Novela Negra.
Ha sido Finalista