El vagón estaba en calma y la enorme tripa de Rosa se había puesta muy dura. Dolía y de repente se sintió mojada. Avergonzada pidió ayuda, alguien en el vagón dio la alarma.
-¡Si vengo de una… prueba de Monitor... Ah!- exclamaba entre contracciones.
El tren se detuvo en la estación. Los sanitarios ya estaban esperando, el parto fue ahí mismo, todo muy rápido.¡ Una niña!
Rosa pensó, ya despreocupada, que seria una buena anécdota para contar. Mientras la sacaban en camilla se fijo en el nombre de aquella estación, sonrió, estaba en Barrio de la Concepción.