Nuestro protagonista se levantó ese día de la cama con ganas de bajar a dar su paseo
-aunque sean quince minutos-pensó.
Era sábado, día reservado para su paseo por la naturaleza. ¡Que buen dia de invierno hace, Sol y fresquito!- se decía mientras trazaba mentalmente la ruta por donde caminaría.
Aprovecho para bajar unos restos de cartón que tenía acumulados en casa. Los metió en una gran bolsa de plástico y bajo impaciente, como si no pudiese perder más tiempo.
Una vez en la calle, mientras estaba llegando al contenedor de cartón vio lo que parecía un "sin techo" con un par de mochilas buscando monedas en los parquímetros de la calle. Al no tener éxito probó a examinar un contenedor de ropa usada para ver si le servía algo.
Nuestro protagonista le alcanzó y llegó a ponerse a su lado caminado. Cuando paso cerca del indigente se sintió observado por él, curioso de ver que hacía. A nuestro protagonista no le importó y se dispuso a tirar el cartón pero se dejó la gran bolsa para tirarla más adelante en otro contenedor de plástico. El indigente seguía observando y ya andaba paralelo a nuestro amigo. Cuando nuestro protagonista tiro la bolsa en el siguiente contenedor el indigente empezó a hacer gestos de desaprobación y hablar en un idioma que nuestro amigo desconocía. Se dió cuenta enseguida que el hombre se lamentaba por haber tirado la bolsa de plástico.
-Habérmela pedido- le indico al pobre hombre pero este no hacía más que lamentarse sin poder hablar un palabra entendible.
Sin pensarlo mucho nuestro protagonista intento recuperar la bolsa del contenedor pero está habia caído al fondo y era imposible recuperarla. El hombre, resignado, le hizo un gesto de que no se preocupase y se alejó.
¡Uf¡ Pobre hombre- pensó
Hay veces que las situaciones a las que nos enfrentamos nos parecen divertidas o incómodas. Estas situaciones se pueden dar a diario y sin embargo no darnos cuenta.
Hay que estar atentos, se recordó nuestro amigo, atento ¡Claro que sí!
Se guardó la incomodidad y sin reparo cogió unas monedas y alcanzó al indigente en un semáforo para dárselas
- Aceptas dinero?-le preguntó. El hombre estaba confundido pero cuando se dio cuenta del las intenciones del nuestro protagonista sonrió y empezó a asentir.-por favor coge estas monedas y comprate algo- le puso las monedas en la mano y se marchó.
Se marchó con paso acelerado, no por haber perdido tiempo con el encuentro sino por no alargar la incomodidad que sentía.
Un poco más lejos, ya en pleno paseo, no se sentía mejor persona ni mejor ciudadano. Ni nada por el estilo . En absoluto. Simplemente se puso a pensar en todo lo que había pasado y quiso recordar cuando fue la última vez que estuvo atento
No lo recordaba....